Sábado por la tarde sentado en su lugar de siempre Abel acompañado de su compañera eterna Louise, su guitarra interpretando las melodías que rompen con el silencio y le dan compañía a su soledad en sus cuatros paredes, pasan las horas y aquel joven sigue en su mundo soñando y dejándose llevar por la música, imaginando paisajes y viendo rostros en sus muros. Rostros que dibujo en sus ratos libres, momentos de inspiración que son producto de su soledad, el sol empieza a ocultarse y Abel se da cuenta que llego la hora.
Se ducha y filosofa mientras el agua empieza a acercarse hacia su testa, las gotas caen sobre sus cabellos largos y canos transcurren los minutos luego de la ducha recuerda que no es otro mortal más, que un noctambulo que busca salir de la rutina diaria de la soledad. Se viste con sus clásicas indumentarias. Ropa negra, chucherías en las muñecas. Se sentó e invoco a otros demonios para divertirse en la noche, esperando que alguno de ellos responda el llamado y reunirse que compartir unas copas y poder charlar sobre las anécdotas de la semana.
Nadie responde al llamado de Abel, se sienta a esperar, prende un cigarrillo y pone música para esperar. Pasaron 30 minutos y nadie respondía al llamado.
Se aburrió, esperaba mucho de este fin de semana, pero no fue así, se levanto camino dio vueltas con su cigarrillo, se acabo la cajetilla de 20 subió el volumen de la música, busco entre sus papeles y lápices empezó a pensar e imaginar un rostro que se hacía realidad entre los garabatos que hacía en su hoja, de a pocos ese garabato se fue convirtiendo en un boceto y así paso las horas dibujando rostros y por ratos tocando con Louise las melodías que lleva en su cabeza, acompañado de más cigarrillos y una morena, la botella de ron.
Llego las tres de la madrugada seguía dibujando y por ratos tocaba melodías que salían de lo más profundo de su oscuro y frio corazón, ya había terminado con la morena... la botella de ron ya estaba vacía. Se levanto ordeno todo lo que podía, o al menos lo que le permitía en aquel estado tambaleante producto de beber una botella de ron negro, acomodo su guitarra, sus dibujos, apago las luces se acercaba hacia el sofá, re recostó y se cerraba sus ojos lentamente, en ese instante su guitarra se movió y de ella salía un espectro, era Louise. Abel abrió los ojos, ella se acerco lentamente y le susurro al odio: esta noche me divertí mucho contigo gracias, es momento de que descanses y para finalizar murmurando dijo: la próxima noche será mejor, le dio un beso y así Abel cerro sus ojos esperando por el próximo fin de semana.
martes, 28 de septiembre de 2010
Un fin de semana que Abel nunca olvudará
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me gusto , aunque faltan algunas comas.
ResponderEliminarGracias, lo sé no estoy acostumbrado a usar tanto los signos de puntuación... solo escribo... pero si se trata de escribir rn en un pentagrama spy muy estricto... gracias cuidate mucho...
ResponderEliminar